Hasta ahora , por estas fechas , recibíamos un pequeño obsequio, por parte de nuestra empresa , el SESCAM. Eran regalos de no mucho valor económico (libros de bolsillo de genios de la pintura, relatos.etc), pero sí con mucho valor moral: nuestra empresa, siempre atenta a los deseos de los pacientes, tenía un pequeño detalle con sus trabajadores, lo que al fin y a la postre te hacía tener un sentimiento agradable, un islote de serenidad en un mar revuelto a menudo por el trabajo y los sinsabores diarios.
Este año , la crisis ha terminado con esa sana costumbre, que ya iba haciendose tradición. Menos mal que la cena nos la organizamos cada centro por nuestra cuenta, que si no, pasaría algo parecido al chiste de Morgan que reproduzco más abajo, y que me sirve para desearos a todos una muy Feliz Navidad, con un poco de sentido del humor , que como ya he dicho a menudo, ayuda a vivir con una sonrisa.