-Cuando oyes hablar a un político ó a un gerente respecto a la organización de la Asistencia, a menudo escuchas un discurso lleno de palabras como organización, gestión del tiempo, distribución de cargas, burocracia, medidas de contención del gasto...... Incluso aunque esten dichas con la mejor de las intenciones, en cuanto vuelves a la consulta se demuestra que son falacias en un contexto descomunal de presión asistencial, que no parece sean capaces de disminuir ni poner medidas en marcha para racionalizarla.
La realidad del día a día en la consulta hace que convivas con un espectro muy amplio de trastornos que van desde el catarro banal de vías altas , que probablemente no debería acudir a la consulta pero que ahí está , consumiendo más de cinco minutos de tiempo ,ya que tienes que descartar otras cosas con la anamnesis y la exploración además de explicarle al paciente el tratamiento y , seguidamente, anotarlo en el programa informático, hasta un cólico biliar que precisa una valoración más sosegada, muchas veces cogerle una vía venosa por parte de la enfermera y mantenerlo en observación con el tratamiento e incluso una ecografía en la consulta para descartar una colecistitis y eso con toda seguridad te lleva mucho más de diez minutos, amén de estar dándole una vuelta de vez en cuando hasta que le pasa el suero y te planteas enviarlo al domicilio sin precisar valoración hospitalaria (somos expertos en incertidumbre y por eso se va al domicilio con tratamiento sin más pruebas complementarias, lo que sería impensable en el hospital). Y así con un EPOC que se reagudiza, una anciana que precisa una valoración geriátrica ó una sospecha de un deterioro cognitivo progresivo con la angustia que ello conlleva a familiar y paciente................. Y en medio de todo eso se injertan otras "urgencias" ó "pseudourgencias". que a veces te hacen tener que abandonar la consulta y alterar la ya muy alterada ,en tiempo, agenda disparatada a que se refieren los políticos y gerentes cuando hablan de demora cero en Atención Primaria. Es entonces cuando te das cuenta de que la brecha entre gestión y asistencia es demasiado amplia, como para esperar cambios y amenaza el desasosiego.
Menos mal que esta mañana, tras una mañana como la descrita más arriba , ha finalizado con un paciente sin cita, cerca de las tres de la tarde y con todas las recetas por hacer (en mi centro ahora la enfermería no hace recetas por rebote con la productividad, y a lo mejor tiene parte de razón), que me ha pedido que si tenía unos momentos para hablar de su hija, recién diagnosticada de Esclerosis Múltiple. Estaba muy angustiado como es natural, y durante el tiempo que ha durado nuestro encuentro , el llanto entrecortaba a menudo su relato de preocupación. Menos mal que,entonces, se me ha olvidado el tiempo y he tratado de hacer lo que la Medicina siempre ha procurado: ofrecerle consuelo, e intentar transmitirle esperanza y la seguridad de que podrá apoyarse en su médico siempre que lo necesite. Su despedida con un "muchisimas gracias" me ha hecho sentirme tan bién que me he olvidado de las agendas, los gerentes y todas las demás cosas que a veces nos distraen de lo importante.
Porque la vida se abre y se abrirá paso siempre , a pesar de las estúpidas agendas, que , algún día , sin duda cambiarán.