El trabajo en equipo en la Atención Primaria
“En un equipo que funcione bien, cada persona tiene que tener la impresión de que da más de lo que recibe.Por consiguiente hay que contrarrestar este pensamiento sabiendo reconocer todo lo que recibimos de los demás”Francesc Borrell. Aforismos que me ayudan. JANO 2001; 1405: 1240
Según la OMS (1973), el equipo de salud se define como aquella “Asociación NO JERARQUIZADA de personas, con diferentes disciplinas y profesionales, con un objetivo común, que es el proveer en cualquier ámbito a los pacientes y familias la atención más integral de salud posible”.
¿Cómo alcanzar esos objetivos? “Desarrollando unas funciones”, dicen las directrices.
Funciones que en el ámbito de la AP todos conocemos de memoria, como atender la asistencia sanitaria de una forma coordinada con el nivel hospitalario, realizar actividades encaminadas a la promoción de la salud, la prevención de la enfermedad y a la reinserción social, contribuir a la formación y seguir avanzando a través de actividades de investigación e innovación.
El sentido común nos dice que llevar a cabo todas estas tareas, y sobre todo la primera, la de atender a más del 80% de los problemas de salud que día a día que se generan en nuestro país, “cada uno por su lado” no contribuye mucho a conseguir los objetivos de “proveer una atención integral”. Y que para dar respuesta a esos problemas se necesita del aporte de muchos profesionales y disciplinas diferentes, ya que los determinantes en salud, como hemos visto en el mes pasado, en la mayoría de las ocasiones no sólo trascienden de la consulta del médico o de la enfermera, sino del propio centro de salud.
Tenemos la definición, tenemos constituída “la asociación no jerarquizada”, conocemos nuestras funciones, estamos sensibilizados sobre la necesidad del trabajo en equipo… entonces, ¿porqué no trabajamos en equipo? ¿Qué es lo que falla?
El verdadero trabajo en equipo necesita de algunos ingredientes más (JAMA.2004;291:1246-51. J Adv Nurs; 20(2):324-330). En primer lugar, tener unos objetivos claros (sin perder el norte, nuestro compromiso diario con el paciente), unos procedimientos y herramientas de trabajo clínico y administrativo adecuados para cumplir esos objetivos y una apropiada y efectiva división del trabajo (designación de roles y seguimiento del desempeño de los mismos).
No debemos olvidar tampoco el papel de una formación adecuada para cumplir esos roles, ni la importancia de una comunicación real y fructífera entre los miembros del equipo.
Tendremos más garantías de éxito si además hay un liderazgo efectivo de un miembro del equipo que conozca las aptitudes (capacidad, suficiencia e idoneidad) de cada miembro y que lo ejerza con unas actitudes (disposición de ánimo, dar y recibir, y, sobre todo, escuchar) adecuadas.
Pero también es necesario que todos los miembros del equipo compartan la misma idea y fines (identidad de grupo) y que sigan la misma filosofía de trabajo, que en nuestro ámbito no son más que las piedras filosofales de la Atención Primaria.
Para ésto último, un acontecimiento importante ha sido la creación de la especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria. Este hecho brindará al colectivo de enfermería una oportunidad de aumentar su potencial, fomentar su rol como especialista, dotándoles de autonomía y responsabilidad en las intervenciones ante individuos, familías y comunidades.
Los profesionales que componen los equipos de AP conforman un grupo, y como tal, están inmersos en las dinámicas y demandas intra e intergrupales. En este contexto, conseguir un adecuado clima laboral es fundamental. Pero además, es que el grupo está compuesto por personas, y por tanto, sufrimos estrés o por el contrario satisfacción, nos sentimos desgastados o bien gratificados. Por tanto, a veces falla lo más básico: simplemente tener consideración que no estamos sólos en este mundo, que un equipo es un grupo y que ese grupo es humano. Entre todos podemos contribuir a mejorar el clima laboral y favorecer un entorno de trabajo en el que podamos trabajar dando lo mejor de nosotros mismos, aunque también son necesarios recursos de las administraciones implicadas y, sobre todo, respeto y consideración por nuestro trabajo.
Ahora que ya sabemos “lo que falla”, es cuando nos echamos las manos a la cabeza y decimos: “¡pero qué complejo es ésto, por favor!”. Complejo sí; difícil no. Tengamos las cosas claras. Basta con saber todo lo que cada uno de nosotros puede aportar, estar dispuestos a ser complementarios, a converger en pos de un objetivo común, a coordinar nuestro trabajo de una forma organizada y comunicándonos con los demás de una forma abierta. Todo ésto sobre unas bases sólidas: confianza en nosotros mismos y en el equipo y compromiso de dar lo mejor de sí mismo y en anteponer el éxito del equipo al propio. ¡Fácil, no!
Resumen
Resumen de la entrada en Prezzi.
Bibliografía
- Organización Mundial de la Salud (OMS). Salud 21. Salud para Todos en el siglo XXI Madrid: Ministerio de Sanidad y Consumo.1999.
- Cortina A. Ética para la sociedad Civil. Valladolid. Secretariado de Publicaciones. Universidad de Valladolid.
- Trabajo en equipo. Pablo Cardona, Helen Wilkinson. 2006. Universidad de Navarra.
- March Cerdá JC, Oviedo-Joekes R, Romero Vallecillos M, Prieto Rodríguez MA, Danet A. Mapa emocional de equipos de atención primaria en Andalucía. Aten Primaria. 2009;41(2):69–75.
Propuesta de ejercicio práctico
¿Quieres conocer cómo es el clima emocional de tu equipo? ¿Te has preguntado mil veces cómo mejorarlo? ¡Pues sigue estas instrucciones!:
1) Descárgate este cuestionario.
2) Pásaselo a todos los compañeros de tu centro que puedas, estando todas las categorías profesionales representadas.3) Recopílalas todas y mándalas a tatesjoan@gmail.com.
4) En unas semanas, Joan Carles March, experto en la materia, te contestará con el análisis del clima emocional de tu equipo y con algunas recomendaciones para mejorarlo.
¿Te animas?
Material complementario
Especialidad de Enfermería Familiar y Comunitaria: ¿cómo puede contribuir a mejorar el trabajo en equipo en AP?Material complementario