De gerentes "a dedo" a privatizaciones "a manos llenas"
En
España los partidos gobernantes han marcado una línea autoritaria
irrenunciable y común: el nombramiento "a dedo" de gerentes de
hospitales y de áreas de primaria. Mientras en Nueva Zelanda, por
ejemplo, se hacen convocatorias internacionales para poder elegir entre
los mejores gerentes sanitarios del mundo, aquí se selecciona entre los
amigos, y sobre todo entre los simpatizantes del partido. Se nombran
comisarios políticos, más que gerentes (con las debidas excepciones que
confirman la regla). Es la lógica de los corruptos, que se disfraza de
"liberalismo". Por supuesto, liberalismo entendido como libérrima
voluntad para preferir a los sumisos, a los que intentarán limitar la
libertad de los clínicos.
Y
así nos ha ido, de fallo en fallo, de error en error, de descontrol en
descontrol. En lugar de potenciar lo mejor de un sistema sanitario
universal de cobertura pública, se ha premiado la mediocridad y el
servilismo. Todo muy "atado y bien atado", con poca innovación, con
menos autonomía y con mucho inmovilismo. Aquí da igual el PSOE que el
PP, y ambos que CiU, pues es la cultura de corrupción y del asalto al
Estado de los partidos políticos sin democracia y sin transparencia.
Quieren el control del sistema sanitario, y el control logran a través
de gerentes que muchas veces tienen por misión principal limitar el
campo de acción de los médicos y ocultar deudas que han crecido sin
parar. Destrozan así el sistema sanitario, pero eso parece no
importarles, como no les importó saquear las cajas de ahorro, hasta
hacerlas desparecer pese a contar con historias centenarias y miles de
millones de euros en caja. Son insaciables.
Cuando
el sistema sanitario cae, el liberalismo se horroriza por el descontrol
que ha provocado y los políticos asustados no se ven reflejados en el
espejo sino que, cegados por el monstruo que han creado, miran a fuentes
más "estables" (para no ver la deuda insoportable, ni a los médicos
atados de pies y manos). Ya no pueden seguir con los gerentes
"paracaidistas", y ahora buscan el más lucrativo negocio de la
privatización; pasan de los nombramientos "a dedo" a la privatización a
"manos llenas". Quieren crear otra burbuja, una vez desinflada la
burbuja inmobiliaria. Corrupción sobre corrupción. Corrupción sin
límites.
La
privatización carece de transparencia, o se impone con reglas leoninas.
Del estilo de las que estamos viviendo en Cataluña y en Valencia, y de
las que se están implantando en Madrid. Por ejemplo, mientras se
desligan sueldos y pensiones de la inflación, el pago a las empresas
privadas se actualizará de acuerdo a la misma (al IPC). Por ejemplo, no
son contratos de prestación de servicio, sino dejación del
aseguramiento. Por ejemplo, no hay normas ni estándares de calidad, no
hay objetivos sanitarios ni en salud. Por ejemplo, los hospitales
privados no podrán cubrir toda las necesidades por lo que seguirán
"colgando" de los públicos. Por ejemplo, no hay documentación ni estudio
técnico-científico que justifique la mejor prestación de servicios y la
mejor salud a través de la privatización. Por ejemplo, no hay
compromiso para respetar la autonomía clínica de los médicos. Etc.
Se
pasa así a un sistema que parasita lo público, que saquea lo público,
que se presta a la corrupción y el amiguismo y que tiene por enemigo al
médico y su autonomía. Se busca el servilismo, y el inmovilismo.