domingo, 5 de octubre de 2008

SUERTE MAESTRO


En época de crisis todos sufrimos cierto desequilibrio emocional que hace tambalear nuestra razón y nuestro juicio. Nuestros principios más intrínsecos se desmoronan. La magia se instala en nuestras mentes dejando volar la imaginación para vencer nuestros miedos ( ¿qué pasará con mis ahorros, se me acaba el tiempo de vivir y no podré cumplir mis sueños, qué será del futuro de mis hijos? ) a la vez que nos fluyen ideas peregrinas para intentarles dar solución. Casi siempre recurrimos al juego como medio de intentar asegurar nuestros bienes y, así, obtener el sueño dorado de cualquier intelectual: tener cubiertas nuestras necesidades orgánicas para poder dedicarnos en cuerpo y alma al espíritu, a la lectura, a asuntos sublimes hasta conseguir el éxtasis vital que nos permita morir en paz algún día ( cuánto más tarde mejor ). Otros lo llaman ganarle tiempo a la vida. En mi caso, he diversificado, y ampliado, el número de lotos, bono-lotos, primitivas y quinielas que me permiten renovar, con escaso grado de decepción, cada semana esta apuesta por la suerte. En la Administración de Lotería dónde, cada mañana saliente de guardia ( una por semana ), renuevo esta ilusión, veo gentes de todas las clases sociales y apariencias. Muchas veces imagino las dificultades que estarán pasando y qué les motiva para jugarse los dineros. Pero nunca había visto a un cura católico viejo “echando la Primitiva”. Bajito, regordete, cercano a los ochenta, portando sotana negra hasta los pies, y clériman ( por cierto, siempre pensé que era el plástico ese duro blanco que usan los sacerdotes bajo el cuello de la camisa, y, parece ser, es la indumentaria con el alzacuello que sustituye a la sotana, a pesar de que esta palabra no está en el Diccionario de la Real Academia Española; supongo vendrá del inglés y significará hombre con alzacuellos, corríjame algún leído ). ¡ Si los curas que me instruyeron en mi adolescencia levantaran la cabeza ¡ ¿Qué motivos llevarán a un cura viejo a “echar la Primitiva”?. Obviamente será un cura secular que no tiene voto de pobreza, pienso. ¿Qué haría esta persona si le tocaran muchos millones, lo donaría a ONGs, a sus feligreses más pobres, haría una Fundación, daría una manita de pintura a las Iglesias y ermitas y restauraría todas las imágenes de vírgenes y santos?. O, tal vez, le daría con la sotana en las narices al Obispo, agotando su vida en orgías y desenfreno. No, probablemente la crisis también le ha afectado, el desequilibrio emocional le ha invadido, le ha hecho dudar de su propia fe, de su creencia en la vida eterna. En cualquier caso, los curas también son humanos, tienen derecho a dudar, a soñar con bienes materiales. Me hubiera gustado haber sido valiente y, allí mismo, en la propia Administración de Lotería, sin que nadie entendiera el porqué, haber exclamado alto y fuerte: SUERTE MAESTRO.

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