Hace ya tiempo escuché a un colega y amigo darle un consejo higiénico a un enfermo que sufría estreñimiento pertinaz. Entre otras cosas le aconsejó beber abundante agua, tomar fibra y poner disciplina en los horarios de visitas al W.C. Al llegar a este punto, quedé estupefacto: “Ah, y no se le olvide, esto es importante, cuando vaya a evacuar levante la tapa de la taza, con eso será más fácil defecar”. Según me comentó después, apoyar las posaderas en la tapa de la taza hacía más antifisiológica la postura defecatoria. Si las nalgas asientan directamente sobre la fría porcelana de “Roca” se simula mejor la pose natural, aquélla que adoptan los que defecan a la intemperie, en campo abierto. La musculatura abdominal adquiere más potencia y se facilita el “acto cagatorio”, explicado -según él- por el hecho de estar menos elevado, más cercano al suelo, posición más parecida a la de “cuclillas”. Quedé anonadado y sin tiempo para la reacción. He de preguntarle a mi amigo y colega qué grado de evidencia tiene y en qué artículo médico ha leído tan ocurrente consejo. Mientras, imagino el estudio (de cohortes o doble ciego), en un brazo los pacientes que defecan apoyando sus nalgas sobre la tapa y, en el otro, los que lo hacen directamente sobre la fria porcelana. ¿Cómo se realizó el estudio, se hizo a través de una encuesta validada o, por el contrario, se utilizó un testigo explorador con máscara antigas para verificar las evacuaciones?. ¿Qué parámetros se midieron en el estudio para valorar los resultados: tiempo evacuatorio, tamaño, consistencia y forma del “chorizo”, grado de satisfacción post-acto?. En el ejercicio de la medicina utilizamos frecuentemente el consejo médico para intentar ayudar a nuestros enfermos, la mayor parte de las veces consejos no estudiados, no refrendados ni validados pero que son necesarios para imbuir en el enfermo impulsos “placebo”. Con el devenir de la Medicina Basada en la Evidencia (MBE) nos vamos quedando sin estas estrategias tan positivas en otros tiempos; quedamos, nunca mejor dicho “en evidencia”, sin saber qué decir, en un mutis sospechoso. Con la MBE estamos perdiendo el poder de la palabra, la autoridad y la magia ante nuestros enfermos. Probablemente este consejo de mi amigo y colega no tendrá nunca soporte científico pero, estoy seguro, habrá sido más eficaz que la mayor parte de los laxantes.
Estimado Colega, me ha gustado mucho tu artículo.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo que nuestra práctica debe estar basada en las mejores pruebas científicas, pero la medicina tiene algo más que ciencia, y es el conocimiento informal, tacito de cada uno, que las nuevas tecnologías y en especial los blogs como éste ,contribuyen a compartirlo
La MBE habla de enfermedades, la experiencia de personas, y eso es una cosa que a veces se olvida y que hay que saber distinguir
Si además utilizais la narrativa (algo ya olvidado por los médicos) como lo haceis, se comprende mejor al paciente y al profesional, las vivencias y los valores que hay en al relación clínica
Mis felicitaciones
cada vez mejor el blog y me encanta la foto de las señoras haciendo encaje de bolillos, ya menos me gusta el post sobre MBE pero ya hablaremos de ello
ResponderEliminarSaludos