Son muchos los autores que han insistido en la importancia del entorno en la salud mental y emocional de las personas , como Stephen y Rachel Kaplan de la Universidad de Michigan, ó como Roger Ulrich de la Universidad de Delaware quién en 1983, en la revista Science publicó un estudio que se ha convertido en un trabajo de referencia sobre las consecuencias de la proximidad a la naturaleza en la conducta y la salud: estudió qué se veía por las ventanas de la sala de cirugía de un pequeño hospital de Pensilvania. Desde la cama de algunas habitaciones de esa sala, los pacientes veían la copa frondosa de los árboles plantados en el jardín, mientras que desde otras habitaciones la vista se limitaba a la monótona pared de ladrillos del edificio de enfrente. Ulrich observó que, entre pacientes sometidos al mismo tipo de intervención, con la misma gravedad y atendidos por el mismo equipo, se recuperaban antes aquellos a quienes les había tocado la habitación desde donde se veían los árboles.
Antes de que se popularizaran los vuelos de bajo coste y las vacaciones con" todo incluido" en complejos hoteleros del Caribe, la gente que vivía en la ciudad se iba al campo, a la montaña o a la playa para descansar, para respirar paz y ensanchar los pulmones, o incluso, para restablecerse de una enfermedad. El contacto con la naturaleza se asocia a tranquilidad y, por oposición, la vida urbana se asocia a agitación, estrés y desgaste.
Majid Ezzati, de la Escuela de Salud Pública de Harvard, y un equipo multinacional de epidemiólogos analizaron el índice de masa corporal, la tensión arterial o el nivel de colesterol –factores de riesgo cardiovasculares– en más de 100 países. Observaron que estos factores aumentaban de manera proporcional al PIB del país, pero también a su grado de urbanización. Lo mismo podría decirse de enfermedades relacionadas con la contaminación del aire en las ciudades populosas y saturadas de tráfico.
Todos sabemos , desgraciadamente , las conclusiones de la Cumbre de Copenhage recientemente celebrada. Forges lo ha dibujado magistralmente:
Y , aún más cerca , ¿qué hacen nuestros políticos acerca de este tema?
Pues un tema apasionante.Pero pensando se me ocurre que aquellos pacientes que requieren menos cuidados,o que sufrieron una intervención menor,eran colocados en aquella parte del hospital por razones de comodidad y que otros más agravados se colocaban cerca de los controles y las unidades de reanimación,que daban al lado de la pared de ladrillos...¿?
ResponderEliminarY lo de los riesgos cardiovasculares en los paises que son punta de lanza del desarrollo es también harto curioso...¿ qué esperanza de vida tiene un keniata?...¿ cuando le determinaron a ese keniata el colesterol total, los colesteroles buenos o malos,le pesaron o le repararon una caries( que de estas tienen menos eso es verdad).Las bucolicas ventanas de los hospitales,cerca de serenos lugares , donde confortar el alma son el aditamento necesario para sobrellevar el dolor o el sufrimiento que es la única manera de eternizarse.
Un abrazo.Nacho
Les he añadido a mi iconoclasta blogg " Una mirada a la cotidianidad"
Gracias por tu comentario NAcho y por incluirme en tu blogroll. Respecto a lo que comentas de que eran pacientes menos graves los que ponían en la parte que se veian los árboles, ya cito en mi entrada que Ulrich comparó pacientes de la misma gravedad e intervenidos por el mismo equipo y obtuvo dichos resultados. En cuento a que los paises con más PIB y mayor idice de urbanización , también se compararon paises del mismo entorno , y las diferencias existen , probablemente relacionadas con que el ganar más dinero, salvo corruptelas, lleva aparejado más stress y estilos de vida más insanos. De todas maneras ya sabes que para progresar en ciencia, hay que ser escéptico, así que ,de nuevo, gracias pòr obligarnos a pensar. UN saludo
ResponderEliminarGracias a vosotros.
ResponderEliminarTienes razón que lo expones en tu escriptum.
Este peso pesado de la arquitectura paisajista, y entre otras cosas psicologo baso su estudio en una muestra de 46 pacientes.A veces que dos variables estén asociadas no significa que una sea la causa de la otra.Y si en la zona óptima había una enfermera de las de agarrate y no te menees.¿ Quién no iba a mejorar?
Eso si que es una suerte macanuda,ejercer en un pueblo,rodeado de bellas personas y maravillosos paisajes.Aunque la enfermedad es mala compañera.Y lo de ustedes una vocación sacerdotal...o casi.
Pues la verdad , sería muy interesante hacer el estudio con enfermeras guays y no tan guays, aunque la intuición permite adelantar que los resultados serían abrumadores a favor de tener enfermeras de las de agárrate....UN saludo
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