sábado, 10 de julio de 2010

Historia de hotel de un Congresista Solitario


Esta historia me ha llegado vía e-mail pero podría ser perfectamente cierta. ¡Cuidadín!
- Me registré en un hotel durante un Congreso y al sentirme un poco solo y con una sensación de libertad que nunca había sentido, decidí llamar a una de esas “empresas de acompañantes”, de esas que reparten información a la salida de los aeropuertos en algunos lugares.

Entre los papeles que tenía, encontré a una que se llamaba “Verónica” y después de analizar con cuidado la fotografía, me decidí a llamarla. Levanté el teléfono con mis manos (que temblaban y sudaban por la expectativa) y marqué el número que indicaba.

- Hola! – contestó un mujer con una sensual voz.

- Hola! Veo que sabes dar masajes y la verdad es que necesito que vengas a mi habitación y me des uno muy bueno. No, espera, en realidad lo que quiero es sexo! Tengo ganas de tener una larga sesión de sexo salvaje ¡pero ya! Estoy hablando en serio, deseo que dure toda la noche y estoy dispuesto a participar de cualquier cosa… si eso tiene un nombre que puedas pronunciar ¡yo puedo hacerlo! Trae toda clase de implementos, accesorios y juguetes para que te asegures que me mantendré despierto toda la noche… quiero que me amarres, inmovilices y que me llenes el cuerpo con lo que quieras para después limpiarnoslo uno al otro, ¿qué te parece?

- Suena fantástico, pero para hacer llamadas externas, primero marque el 9

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