-Muchas veces , demasiadas desde mi punto de vista, hay interrupciones en la consulta que rompen el proceso de comunicación normal con el paciente. Puede ser el teléfono, que a veces parece que tiene diarrea y no paran de llamarte para las más variopintas consultas. Algunas son cosas razonables y otras no tanto, pero la cualidad de interrumpir la consulta es innegable. Otras veces es algún compañero (lo mismo pensarán ellos de mí en otras ocasiones) con alguna cuestión clínica ó para compartir un caso curioso ó llamtivo por alguna causa, otras veces es una urgencia verdadera........
- En cualquier caso hay que conservar la calma y transmitir al paciente que ,a pesar de todo, le vas a prestar toda tu atención al problema por el que venía a consultar. Si no te autocontrolas puedes acabar " de los nervios".
- Pero a veces, las interrupciones además ponen en peligro el derecho de privacidad del paciente, y eso ya sí que es intolerable: demasiadas veces se comenta delante de un paciente que tal ó cual paciente tiene ésto ó aquello , y otras se deja la puerta abierta mientras en la habitación de al lado hay otro paciente esperando a una cura ó a un ECG ó por la causa que sea ó lo que es peor se deja la puerta abierta y te ve todo el que está en la sala de espera mientras el paciente está indefenso en la camilla de exploración ya sea para palparle el abdomen ó para hacerle un tacto rectal........
- Y en otras ocasiones, cuando hay varios médicos rotando por un servicio y que pasan consulta todos a la vez con el "maestro" de turno, hay que pedir permiso al paciente para todo. De lo contrario invadiremos un espacio y un derecho que le pertenece por completo y en el que para entrar necesitamos que el paciente esté de acuerdo. Casi siempre se prestan a lo que haga falta , pero DEBEMOS PEDIR PERMISO INCLUSO PARA SENTARNOS EN SU CAMA.
Este problema, tratado con sentido del humor , se aborda en esta inolvidable escena de "Aquí no hay quién viva":
La Utopía
Ella está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos.
Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré.
¿Para qué sirve la utopía?
Para eso sirve: para caminar.
(Ventana sobre la Utopia. Eduardo Galeano.
CREO EN LA UTOPIA PORQUE LA REALIDAD ME PARECE IMPOSIBLE
Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré.
¿Para qué sirve la utopía?
Para eso sirve: para caminar.
(Ventana sobre la Utopia. Eduardo Galeano.
CREO EN LA UTOPIA PORQUE LA REALIDAD ME PARECE IMPOSIBLE