"Cada vez que una persona cae enferma precisa de una nueva reflexión. Uno no puede decir: “Esta enfermedad es similar a esta otra y así es como se trata habitualmente” porque el médico no trata una enfermedad; sino a la persona que la padece” (Maimónides)
Un estudiante fue con un maestro para aprender el arte de curar. Vieron venir a un paciente y el maestro dijo: "Este hombre necesita granadas para curar".
El estudiante recibió al paciente y le dijo:"Tiene usted que tomar granadas, es todo lo que necesita". El hombre se fue protestando y probablemente no consideró en serio el consejo.
El estudiante corrió a su maestro y preguntó qué es lo que había fallado.
El maestro no dijo nada y esperó a que de nuevo se dieran las circunstancias.
Pasó un tiempo y el maestro dijo de otro paciente:"Ese hombre necesita granadas para curar, pero esta vez seré yo quién actúe". Le recibió y se sentaron, hablaron de su familia, de su trabajo, de su situación, dificultades e ilusiones.
El maestro con aire pensativo dijo como para sí mismo:"Necesitarías algún fruto de cáscara dura, anaranjada, y que en su interior contenga granos jugosos de color granate". El paciente interrumpió exclamando:-¡Granadas!, ¿y eso es lo que podría mejorarme?.
El paciente curó y el estudiante tuvo una ocasión más para aprender.
El remedio es la mitad de la cura, la otra mitad es la respuesta de aquel a quien se cura.
Cuento Sufí