La Utopía

Ella está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos.
Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré.

¿Para qué sirve la utopía?
Para eso sirve: para caminar
.
(Ventana sobre la Utopia. Eduardo Galeano.

CREO EN LA UTOPIA PORQUE LA REALIDAD ME PARECE IMPOSIBLE

jueves, 4 de febrero de 2010

MÁS ZAHORRA, POR FAVOR.


Desde hace un año mis neuronas y, casi toda mi energía, están ocupadas en la construcción de una casa de campo a la que llamamos “La Canchela”. Quisiera que fuera una cosa sencilla, de verdadero disfrute, que no me ate al lujo pero sí me aporte las comodidades suficientes para el ocio, deporte y relax que me permita ahogar el agobio de mi vida laboral. A mí, a mi familia y a mis amigos (el burro delante….). Me gusta compartir lo bueno que me da la vida. Lo malo, procuro comérmelo solo. Afortunadamente, desde hace años, tengo unos amigos inigualables -maravillosos es un término pedante y se descojonarían de risa-, que a la vez son compañeros de trabajo la mayoría, cosa harto difícil por lo que atisbo en otros. Este post va en su honor, en agradecimiento por la compañía y ayuda que me ofrecen, sin pedir nada a cambio, en clave de amistad verdadera. ¡Y esto es la biblia!. Ésta se traduce en hacer agujeros para sembrar árboles, me regalan los mejores tallos de cerezos del Jerte, roban olmos jóvenes y acacias en las cunetas de las carreteras y terrenos abandonados, comparten conmigo y me aconsejan sobre los pormenores de la construcción, los errores y los desperfectos que ha provocado el temporal reciente, en la chimenea, en el camino, sienten aquéllo como suyo. Es por ello que algunos lectores no lleguen a comprender algunas claves de este post y lo interpreten como soeces sin sentido. Para la realización del camino de entrada a la casa utilizamos una gravilla parecida a la que usan en las carreteras, ”zahorra”. Para mí, perfecto desconocedor del campo, era una palabra nueva, desconocida, pero me cayó en gracia. Camiones de zahorra, a cómo está el metro cúbico, cómo extenderla, allanarla, pisarla. Soy un experto, ahora, en el manejo de la zahorra (pregunten, pregunten). Tras el trabajo de campo, hacemos merendolas con buenos lomos, chorizos y quesos, acompañados de cervezas y vinos, regalos, muchos de ellos, de nuestros generosos pacientes, ahora que hace poco de las Navidades. Vemos los partidos del Madrid, en ocasiones, y pasamos ratos inolvidables, riendo y fantaseando con otros placeres mundanos que todos supondréis (casi siempre relacionados con la toma de medicamentos elevadores, cialis, viagra, por ejemplo). La palabra “zahorra” me fascina. Y es que rima con “zorra”, con “putorra”. Así me siento algunas veces como médico. Una auténtica prostituta social. Alguien calculó que cuando un médico lleva 25 años haciendo guardias (máxime antes, cuando en Atención Primaria no se libraban), en realidad llevaba 15 años más trabajados en horas reales (cotizadas pero no computables a la hora de la jubilación por ninguna fórmula compensatoria). No es para menos sentirse “zahorra”, digo “putorra”. Tengo amigos “no médicos”, jubilados a los 55 años sin apenas pérdidas económicas, disfrutando de otros menesteres de la vida (lectura, ocio, aprendiendo piano, violín, alemán, viajando) que despiertan mi envidia y mi rabia por yo no poder en el futuro tener esa oportunidad. ¡Y, además, nos amplían la edad de jubilación!. Tengo 51 años, para cuando me jubile habré trabajado, en horas reales, casi el mismo tiempo que mi edad biológica. ¡Ahí es nada!. Probablemente no llegue, alguna enfermedad me atascará la vida, o muera, como tantos, antes o al poco de jubilarme, pleno de frustración por no haber podido cumplir tantos sueños. Es la realidad de la mayor parte de los médicos que trabajamos en las trincheras de la asistencia (no todos, también hay que decirlo, otros se lo saben hacer). ¿Qué habremos hecho en el pasado para que la sociedad nos trate así y aún nos siga viendo como señoritos privilegiados?. En estos avatares está mi mente, saliente de guardia, disfrutando un poco en mi campo inacabado, imperfecto pero ilusionante. Me intento animar. Además, qué cojones, el Madrid siempre gana cuando lo vemos en La Canchela. Y yo les digo a todos: “qué les den por el …” y a mí mismo: “Más zahorra, por favor”.

Solidaridad Contra el Cáncer

Hoy se celebra el Día Mundial Contra el Cáncer . La prevención es nuestra mejor arma, a día de hoy. No obstante , la solidaridad , es una virtud fundamental para ayudar a afrontarlo cuando se presenta. Éstos vídeos , desarrollan esta idea. A mí me parecieron fantásticos: