1º Hipertensión arterial: no exponga a los pacientes a las reacciones adversas del aliskiren (Rasilez*)
En ausencia de eficacia probada basada en sólidos criterios clínicos, y dado el riesgo de efectos adversos graves, el uso de aliskiren para el tratamiento de la hipertensión arterial no está justificado.
La autorización de comercialización del antihipertensivo aliskiren se fundamenta en una variable intermedia (tensión arterial) pero no en variable sólidas como la reducción de episodios cardiovasculares. Su perfil de efectos adversos no es más favorable que el de otros antihipertensivos con un mecanismo de acción similar (inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (IECA) o los antagonistas de los receptores de la angiotensina II (ARA II). La preocupación sobre su perfil de seguridad aumentó desde la interrupción en Diciembre de 2011 de un ensayo que comparaba aliskiren frente a placebo y que produjo un aumento de efectos adversos, en ocasiones fatales, como problemas cardiovasculares y fallo renal. Además, este ensayo no demostró la superioridad de aliskiren respecto al placebo.En la práctica, dadas las dudas sobre la relación beneficio-riesgo, es mejor no prescribir aliskiren para el tratamiento de la hipertensión, tanto en monoterapia como asociado a otro fármaco, sino escoger otros antihipertensivos que han demostrado eficacia en la reducción de episodios cardiovasculares
2º Fármacos para la enfermedad de Alzheimer: mejor evitarlos
Ninguna ventaja terapéutica
El comité de farmacoeconomía de Francia, que evalúa los beneficios clínicos de los medicamentos y expresa recomendaciones sobre la financiación pública de medicamentos, ha rebajado la calificación de los beneficios clínicos de los inhibidores de la colinesterasa (Aricept, Exelon, Reminyl*) y memantina (Ebixa*) en la enfermedad de Alzheimer de “importante” a “bajo”.
Evitar daños. A principios de 2012 todavía no contamos con
medicamentos que frenen la progresión de la enfermedad de Alzheimer. El
manejo de estos pacientes es complejo y se basa principalmente en el
apoyo psicosocial orientado a mantener la independencia y mejorar la
calidad de vida de los pacientes y cuidadores.
Como mucho, los fármacos para la enfermedad de Alzheimer pueden
ayudar únicamente a controlar las alteraciones de conducta y estabilizar
o mejorar levemente la función cognitiva en una minoría de pacientes.
Por tanto, es importante no causar daño, especialmente evitando los
efectos adversos potencialmente graves de los anticolinesterásicos y la
memantina.
Los efectos adversos de los anticolinesterásicos se deben
fundamentalmente a sus efectos colinérgicos que incluyen alteraciones
gastrointestinales (a veces vómitos importantes), neurológicas,
psiquiátricas y cardiacas.
Los principales efectos adversos de la memantina son las alteraciones
neuropsicológicas junto con los efectos antimuscarínicos y
dopaminérgicos.
3º Gabapentina (Neurontin*) y pregabalina (Lyrica*): abuso y adicción
A mediados de 2011, en Europa se notificaron unos 30 casos de
dependencia, abuso o síndrome de retirada a través de los centros de
farmacovigilancia de Suecia y Francia y del Centro Europeo de
Monitorización de Fármacos y Drogas de Abuso (EMCDDA). Se publicaron
unos 20 casos detallados de adicción a la gabapentina.
La alteración descrita con más frecuencia fue el síndrome de
retirada y más de la mitad de los pacientes ingresaron en el hospital
por esta causa. También se notificaron casos de uso de dosis de
gabapentina o pregabalina por encima de las autorizadas, empleo de vías
de administración no autorizadas y combinación con otros fármacos.
En la práctica, es mejor no exponer a los pacientes a estos
riesgos, considerando que los beneficios esperados no están
adecuadamente documentados. Los profesionales sanitarios deberían tener
cuidado en prevenir y detectar la adicción a pregabalina y gabapentina.
Cuando sea necesario, se debería ofrecer ayuda para ir disminuyendo el
uso de la medicación.
Seguiremos informando
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