La Utopía

Ella está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos.
Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré.

¿Para qué sirve la utopía?
Para eso sirve: para caminar
.
(Ventana sobre la Utopia. Eduardo Galeano.

CREO EN LA UTOPIA PORQUE LA REALIDAD ME PARECE IMPOSIBLE

martes, 22 de abril de 2008

El síndrome de China

Cuenta David S. Landes en el magnifico libro "Pobreza y riqueza de las naciones" (Crítica 1999) como en el decenio de 1430, cuando China era la mayor potencia mundial, llegó al trono un nuevo emperador que se dejó influir por un nuevo grupo de presión: los confucionistas. Se trataba de mandarines que se mofaban y desconfiaban del comercio y detestaban a los eunucos que habían planeado y llevado a cabo grandes viajes al exterior en los años anteriores. Tras varias décadas de tira y afloja se tomó la decisión no solo de abandonar la exploración marítima, sino incluso de erradicar el mero recuerdo de lo que había ocurrido, para evitar que generaciones posteriores tuvieran tentaciones de volver a cometer esa locura. Esta introversión deliberada constituyó un punto de inflexión en la historia China ya que no solo los dejó inermes frente al creciente poder de Europa sino que los hizo desconfiar, autocomplacientes y obstinados como eran, de las lecciones y novedades que los viajeros europeos les traían. El resultado fue una prolongada decadencia que llega a la actualidad.

La conclusión que puede extraerse es que cuando las naciones o las personas se cierran al exterior, pierden la curiosidad, la capacidad de observación y las ganas de aprender de las experiencias ajenas, suele producirse un empobrecimiento a largo plazo, aunque se trate de ocultar con los diversos afeites de la autocomplacencia. La riqueza surge del intercambio de experiencias, del viaje a otros sitios con los ojos abiertos, de la curiosidad y de la facilidad para que todo esto se produzca.

Es muy positivo que en una comunidad autónoma como la nuestra haya formación pregrado y post grado de médicos. Todo el mundo está contento por la nueva Facultad de Medicina de C.Real. Probablemente supondrá mayores recursos humanos y de investigación, lo que posiblemente mejore las posibilidades de formación y el nivel medio de todos los médicos. También facilitará que chicos sin posibilidades económicas puedan estudiar medicina con más facilidad.

Pero me parece que también hay riesgos en el sistema de autonomías que se ha creado en este país. Sobre todo porque no todas tienen las mismas potencialidades. El que la mayoría de los estudiantes no salgan de su provincia o de su región, a pesar del gran avance de las comunicaciones, puede limitar sus perspectivas profesionales y vitales. Cuando no se conocen otras cosas puede uno creerse que la única posibilidad es la que se ha vivido. Y esto no suele ser así, para lo bueno y para lo malo. Por mucho que hayan mejorado los hospitales o los centros de salud de nuestra región hay otros, en otros sitios, con dinámicas de trabajo quizá más avanzadas en cuestiones concretas. Y es bueno conocerlas, entre otras cosas para ser crítico con las que tenemos. Porque es fácil que en esta dinámica se creen redes clientelares en la que primen algunas cuestiones más que el mérito o la racionalidad, como hemos visto a lo largo de estos años en todas las autonomías.

Actualmente me parece un hecho el que cada vez es más difícil moverse de una autonomía a otra, a veces incluso es más fácil cambiar de país. En el pregrado cada una tiene sus notas de corte para entrar de medicina, sus páginas web, sus normas para coger plaza o para convalidar asignaturas, incluso su lengua. Algunos MIR que se han presentado de nuevo al examen para cambiar de localidad en la misma especialidad han tenido muchos problemas para que la comisión de la especialidad acreditara los años que habían hecho y no tuvieran que comenzar desde el principio. En algún caso se argumentaba que era un traslado encubierto (¿y qué? , digo yo). Según me cuentan en algunas Unidades Docentes se han puesto todos los problemas del mundo para posibilitar Rotaciones Externas, cosa que es un derecho de los MIR de cuarto año. Al parecer en algún caso se ha dicho que no se aprobaría a ninguna especialidad que ya hubiera en el hospital de referencia e incluso a veces se ha optado por limitarlas a un mes en vez de a tres o a cuatro como puede suceder y de hecho sucede en otras autonomías. ¿Acaso no habría que incentivar que un MIR de familia conocieran otras experiencias en otras provincias o fuera de España? ¿Es que no es bueno que corra el aire, que se intercambien experiencias, que se vean otras cosas?. Sobre todo si en otras unidades docentes o en otras especialidades el hacerlas es la norma y es muy frecuente hacer rotaciones externas en otros países.

Una vez tuve un sueño. Soñé que era un ciudadano que pertenecía a una comunidad europea donde era relativamente fácil moverse, estudiar, trabajar entre los distintos países o regiones o nacionalidades que la configuraban. Soñé que ser universitario era algo más que ser un técnico en algo, era también ser un ciudadano de su tiempo, con una cultura interdisciplinar (superando de una vez la división entre ciencias y letras) abierta al mundo, cimentada por relaciones con gente de distintos sitios, por distintos escenarios de vida.

Es un sueño al que no quiero renunciar. Por eso quiero ser optimista y creer como David S. Landes que al final "en este mundo los optimistas se llevan el gato al agua, no porque siempre tengan razón sino porque son positivos. Incluso cuando están equivocados son positivos, y esa es la senda que conduce a la acción, a su enmienda, su mejoría y al éxito. La gran lección que puede sacarse es que es necesario no cejar en el empeño. Los milagros no existen. La perfección es inalcanzable. No hay milenarismos. Ni apocalipsis. Hay que cultivar una fe escéptica, evitar los dogmatismos, saber escuchar y mirar, tratar de despejar y fijar los fines para poder escoger los medios".