La Utopía

Ella está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos.
Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré.

¿Para qué sirve la utopía?
Para eso sirve: para caminar
.
(Ventana sobre la Utopia. Eduardo Galeano.

CREO EN LA UTOPIA PORQUE LA REALIDAD ME PARECE IMPOSIBLE

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Edge




Edge http://www.edge.org/ es una fundación creada en 1988 a partir de un grupo llamado “The Reality Club”. Su fin es promover la investigación y el debate intelectual desde posiciones filosóficas, artísticas, y literarias, pero incluyendo siempre el punto de vista científico, para así conseguir un mayor progreso intelectual y social de la humanidad.


Arcadi Espada en http://www.arcadiespada.es/ cuenta que el proyecto está liderado por John Brockman, el editor de Richard Dawkins, Daniel Dennett, Sam Harris, Christopher Hitchens y Steven Pinker. En su prólogo a El nuevo humanismo (Kairós, 2007), Brockman escribía: «Uno no puede por menos que maravillarse ante críticos de arte que no saben nada sobre percepción visual; ante críticos literarios, “construccionistas sociales”, que carecen del menor interés en los descubrimientos universales documentados por los antropólogos acerca del ser humano; ante opositores a los alimentos transgénicos, a los aditivos y a los residuos de los pesticidas que tienen un total desconocimiento de genética y de biología evolutiva.» La lista de maravillas podría ampliarse gravemente: filósofos que no conocen la teoría de la evolución, lingüistas que ignoran la neurociencia, políticos al margen de internet, economistas que no han oído hablar de la psicología cognitiva o legisladores morales que desprecian la huella genética. Ni que decir tiene que, en el caso ibérico, y en general en todas las culturas no anglosajonas, el espectro maravilloso alcanza niveles patéticos.


La iniciativa de Brockman tiene un antecedente visionario y fundamental. El año próximo se cumplirán los cincuenta años de la conferencia que C.P. Snow dictó (el 7 de mayo) en la Universidad de Cambridge (¡leedla!): de acuerdo con la cronología de la Wikipedia la conferencia era una ampliación del artículo publicado en New Statesman, el 6 de octubre de 1956, también titulado Las dos culturas.


Snow hacía también una propuesta moral: «Con suerte podemos educar a una gran proporción de nuestras mejores cabezas de forma que no sean ignorantes en la experiencia imaginativa, tanto en las artes como en las ciencias, ni sean ignorantes tampoco en los beneficios de la ciencia aplicada, del sufrimiento remediable de la mayoría de sus semejantes y de las responsabilidades que, una vez vistas, no pueden negarse». (Todos los párrafos anteriores sacados del blog de Arcadi).

En definitiva unir conocimientos procentes de distintos ámbitos, educar a las personas en ser hombres de su tiempo puede tener un virtualidad social que además considero muy importante para los médicos. Ahora más que nunca es importante que los médicos de cualquier especialidad integremos conocimientos interdisciplinares para ayudar a personas con proyectos de vida diversos en las sociedades modernas.


Hace unos días se presentó en España Cultura 3.0 http://www.terceracultura.net/tc/?p=655 con el mismo espíritu de edge y donde además de Arcadi Espada está gente como Eduardo Robredo que cada día fascina con su blog La revolución naturalista http://www.revolucionnaturalista.com/ . Esperemos que pronto haya médicos que se unan al proyecto. Necesitamos referentes, gente de nuestro oficio con la suficiente altura intelectual como para repensar algunas cuestiones esenciales de la medicina moderna desde perspectivas nuevas e interdisciplinares. Si lo pensais, muchas cosas esenciales de nuestro trabajo se sustentan en una indigencia teórica abrumadora. Y eso debería cambiar.

Hospital

Poco sé de enfermos

pero en su precariedad
hay una exclamación al vicio

más grandiosa quizás
que la implacable pregunta de la salud.

Son ellos los que configuran
las murallas de la ciudad del bien

y hay en ellos un aliento más fecundo
más libre.
Como los exilados
miden el rigor y la riqueza de las naciones

o como las doncellas cuyos sacrificios
son rechazados por un sacerdote
celoso de las cosas que la divinidad es capaz de aceptar.
Su alegría es el mejor sustento
para una muerte siempre ayuna
y su contagio
la garantía de un gobierno tolerante.

Felix de Azúa