La Utopía

Ella está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos.
Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré.

¿Para qué sirve la utopía?
Para eso sirve: para caminar
.
(Ventana sobre la Utopia. Eduardo Galeano.

CREO EN LA UTOPIA PORQUE LA REALIDAD ME PARECE IMPOSIBLE

lunes, 8 de abril de 2013

Ayudar a Morir

-  En un diario nacional , se hacen eco de este libro escrito por una Médico Generalista del Reino Unido: Iona Health
 
  Iona  nació en Inglaterra, donde estudió medicina. Desde 1975 fue médico generalista en la región de Camden, uno de los suburbios más pobres de Londres. Entre 1998 y 2004 fue presidente del Comité de Ética Médica del Real Colegio de Médicos Generales, que integraba desde 1989. Actualmente, preside el Comité de Ética del British Medical Journal. Entre 1997 y 1999 fue miembro de la Real Comisión para el Cuidado de la Ancianidad, y desde 2004 forma parte de la Comisión de Genética Humana. Entre 1973 y 2003 dirigió el Grupo sobre Desigualdades en Salud.
  Este libro , Ayudar a morir,  es la descripción de un viaje en cuyo trayecto la palabra de poetas, escritores y pensadores echa luz sobre circunstancias de las vidas y las muertes de hombres y mujeres que siempre, de algún modo, son extraordinarias.



 He aquí un fragmento:

" Hace unos años, una de mis pacientes fue hospitalizada cuando perdió el conocimiento. El director de la institución geriátrica en la que vivía pidió una ambulancia. La mujer, una viuda de 80 y tantos años, estaba muy débil. En ese momento la preocupación por la discriminación a los ancianos estaba en su apogeo y, tal vez como consecuencia de ello, la paciente fue internada en una unidad coronaria donde se le brindó la mejor atención posible, que incluyó un moderno tratamiento de fibrinolisis. La mujer se recuperó y, dado que parecía encontrarse bien, se la dio de alta una semana después. Cuando la visité me dijo que estaba muy agradecida por cómo la habían atendido, pero manifestó su profundo disgusto por un tratamiento que consideraba completamente inapropiado. Me explicó que tanto su esposo como casi todos sus amigos y conocidos ya habían muerto, que su fragilidad física le impedía hacer prácticamente todas las cosas que le gustaban y que no tenía deseos de seguir viviendo. Nadie le había preguntado nada al respecto ni se había tratado de determinar si el tratamiento -eficaz y por lo tanto recomendado- resultaba apropiado en su caso específico. Murió tres semanas después, mientras dormía. El elevado costo del tratamiento anterior había resultado inútil, perturbador y antieconómico.



 "Compruebo -escribe la doctora Iona Heath- que para muchos una buena muerte es aquella en la que el moribundo puede controlar el proceso y morir con dignidad y calma, y todos los que lo rodean se sienten privilegiados, en cierta forma enriquecidos por la situación". Sin embargo, esas muertes son poco comunes. Son muchos más los que son objeto de manoseo y falta de respeto, los que quedan sumidos en el sufrimiento.
Morir es difícil. También es difícil ser médico: presenciar cada día la agonía y tomar conciencia una y otra vez de los límites de la ciencia. Cuando el paciente terminal conoce a su médico, ambos inician una de las tareas más complejas que deberán afrontar. ¿Cómo dialogar con quien está por dejarnos? ¿Cómo acompañarlo sin reducirlo a objeto de un inútil ensañamiento terapéutico? ¿Cómo hacer más suave y digna la transición?

 Yo , desde luego , voy a leerlo. ¿Y tú?. Además sólo vale 13 euros.
Ayudar a morir. Iona Heath. Editorial Katz. Madrid, 2008. Traducción de Joaquín Ibarburu. 126 páginas.