La Utopía

Ella está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos.
Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré.

¿Para qué sirve la utopía?
Para eso sirve: para caminar
.
(Ventana sobre la Utopia. Eduardo Galeano.

CREO EN LA UTOPIA PORQUE LA REALIDAD ME PARECE IMPOSIBLE

domingo, 22 de mayo de 2011

El millonario del espejo

Tiene 23 años, es rubio y porta un tambor a todas partes. Viene viajando desde su pueblo natal, donde alguna vez fue un joven acomodado. Vive en la calle, de lo que la gente le da por su música y sus artesanías. Le gusta que lo llamen Noche, nombre con el que fue bautizado en una ceremonia huichol. Sabe de hierbas y medicinas sagradas, modela cueros, shakiras y metales, y su charla está llena de frases provocativas y juegos de palabras.
“Yo robo”, dice. “Le robo algún talento a cada hombre que pasa: a éste su gracia al andar, a aquél una técnica para hacer collares. Todos me enseñan y de todos tomo algo. Tú puedes robarme lo que quieras. Te aconsejo que me robes mi sonrisa”, dice. Y en efecto, despliega una sonrisa encantadora.

A Noche le gusta dar. Su principal estrategia de supervivencia es compartir. Siempre que se acerca alguien, convida lo que tiene: una cerveza, unas galletas, unos hongos recogidos en el monte. Todo lo que da vuelve, en un círculo virtuoso por el cual siempre tiene lo que le hace falta. Al final de cada día, Noche hace su balance y el simple discurrir de la vida le ha resuelto todo. “Soy millonario”, asegura. “No tengo nada. Pero no necesito nada”.


Cuenta un par de historias maravillosas y se despide. “Cuando me necesites, me encontrarás en el espejo”.
-          ¿En cuál espejo?, pregunto intrigado.
“En todos los espejos. En el espejo del baño, en el retrovisor de tu coche… En cada espejo en que te mires, allí estaré yo”.