La Utopía

Ella está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos.
Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré.

¿Para qué sirve la utopía?
Para eso sirve: para caminar
.
(Ventana sobre la Utopia. Eduardo Galeano.

CREO EN LA UTOPIA PORQUE LA REALIDAD ME PARECE IMPOSIBLE

sábado, 4 de abril de 2009

Un Simple Plátano ó Media Docena de Huevos



Este texto es una carta al director enviada al suplemento de un periódico, XL Semanal, y que ganó el premio a la mejor carta de aquella semana, en Junio del año pasado. La firma Dulcina Fonseca García , médico de Pola de Siero en Asturias y es un perfecto ejemplo de lo que en nuestra sociedad se considera , erróneamente, el éxito en la vida.Afortunadamente hay también muchísima gente como Dulcina, que no sale en los periódicos ni en las tertulias de moda en nuestra sociedad "anestesiada" con tanto exceso.

Un simple plátano
Después de 11 años trabajando como médico en uno de los países que hemos bautizado como ‘Tercer Mundo’, debí volver a mi casa por asuntos personales.
En una cena familiar, un pariente cercano me preguntó que para qué había estudiado Medicina si estaba malviviendo en una zona perdida de la selva. Sin siquiera darme tiempo a responder, justificaba socarronamente su duda afirmando que, para vivir así, mejor me hubiera hecho misionera y no habría tenido que ¿malgastar? los mejores años de mi juventud estudiando.
Lo realmente curioso es que casi todos los allí presentes le daban la razón haciéndome sentir un animal raro.
Quizá yo pensaría como ellos si me faltase la experiencia de estos años: muchos pacientes han llegado a ofrecerme un plátano como agradecimiento por haber ayudado en un parto o haber aliviado un dolor innecesario de una enfermedad incurable.
Un simple plátano, qué miseria para nuestros estómagos saciados, ¿verdad?.
Lo que muchos no saben es que dos plátanos son la cena incluso la comida de un día completo de un matrimonio con tres niños. Sin embargo, en una acción de máxima gratitud (eso que a los occidentales nos falta) han reconocido mi modesto trabajo compartiendo conmigo lo máximo que tienen.
¿Puede un profesional sentir mayor satisfacción?
Dulcina Fonseca García

Mucha gente me dice , a veces, que cómo no me traslado a ejercer a la capital y sigo en un pueblo de 5600 habitantes, tras 26 años de ejercicio profesional,y ésta carta de una médico cooperante ,es la respuesta perfecta.

En mi caso, se puede sustituir el plátano por media docena de huevos, que es la forma que , a menudo , todavía tienen algunas familias de escasos recursos a las que tengo la satisfacción de atender, de agradecerme, a su manera, lo que ellos perciben que hago por ellos.
Pasa lo mismo con los enfermos terminales, que dan mucho más de lo que reciben.