La Utopía

Ella está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos.
Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré.

¿Para qué sirve la utopía?
Para eso sirve: para caminar
.
(Ventana sobre la Utopia. Eduardo Galeano.

CREO EN LA UTOPIA PORQUE LA REALIDAD ME PARECE IMPOSIBLE

miércoles, 21 de diciembre de 2011

RETRIBUCIONES DE LOS MEDICOS DE ATENCION PRIMARIA RURAL EN 2011

-V. Matas y J. Fumadó , responsables de las vocalías de Atención Primaria Rural en el Colegio de Médicos de Granada y en la OMC,  son los  autores del estudio sobre "Retribuciones del Médico de Atención Primaria en 2011"  que estará concluido y se presentará  a comienzos del 2012 y en el que se da cuenta de las disminuciones ESCANDALOSAS de las retribuciones de los médicos de Atención Primaria en general y en el medio Rural en particular.

Esta valoración se viene haciendo desde el año 2003  y pone de manifiesto las desigualdades creadas entre los profesionales de la misma categoría en función de la Comunidad Autónoma en la que trabajen, así como los BAJOS SUELDOS de los médicos de AtenciónPrimaria en relación con los países de nuestro entorno.
Desde el año pasado , los médicos hemos sufrido un recorte  medio del 8% de nuestro sueldo (el resto de empleados públicos fué del 5%) por voluntad de un Gobierno impresentable que era responsable por su falta de previsión de la crisis  anunciada previamente en el resto de Europa. Ésto , unido al incremento del IVA del 16 % al 18%  hizo que el poder adquisitivo de nuestros sueldos decreciera en torno a un 15%. respecto a años anteriores.



Este año se va  a valorar la diferencia de retribuciones entre  4 tipos de médicos sin guardias y los mismos haciendo un promedio de 50 horas de guardia al mes, y de ellas 12 en festivo. Es decir se comparan  8 tipos diferentes de médicos en función de su antiguedad, realización de guardias, trienios..........
En la tabla siguiente quedan reflejados los resultados , una vez descontado IRPF y Seguridad Social:



A     Aquí puede observarse que hay diferencias entre 640 euros al mes  el Tipo 1 y más de 270 euros /mes el resto.

Asímismo las diferencias entre las máximas nacionales y las mínimas son las siguientes:


Es decir hay diferencias de más de 1270 euros mensuales, más de 12000 euros al año entre médicos de la misma categoría y con el mismo trabajo.
Si además se comparan nuestros sueldos con los de Británicos, Franceses, Alemanes.......la diferencia llega a alcanzar rango de Deprimente.




Merece la pena leer todo el artículo aquí y esperar a los resultados definitivos. Y con este panorama nos anuncian recortes en la hora de guardia, en los complementos......
Si no respondemos contundentemente a este atropello intolerable y dejamos que nuestro recorte sea aún mayor que el resto de los funcionarios es que no tenemos dignidad  y no valoramos ni nosotros la importancia de nuestro trabajo.

   HAGAMOS QUE LOS POLÍTICOS SEPAN LA TRANSCENDENCIA DE DECISIONES INJUSTAS  Y QUE CREAN AGRAVIOS COMPARATIVOS INTOLERABLES

domingo, 18 de diciembre de 2011

Manual de Asistencia Extrahospitalaria en Urgencias para Pacientes de Cuidados Paliativos

- El Summa 112 ha presentado un Manual de Atención en urgencias  extrahospitalarias a los pacientes en Cuidados  Paliativos.
“El objetivo básico del manual es satisfacer las necesidades y expectativas tanto del enfermo como de su entorno familiar” según el responsable del  libro. El manual, elaborado por profesionales del Summa 112, se constituye en una guía técnica en la que se detalla desde la definición de la situación de enfermedad terminal y de cuidado paliativo, hasta el manejo del dolor, los síntomas gastrointestinales, respiratorios, neurológicos, psiquiátricos, sistémicos y las complicaciones renales y urinarias.



Asimismo, se aborda el tratamiento extrahospitalario del paciente en sus últimos días, con recomendaciones al facultativo para lograr que la muerte del paciente llegue en las condiciones más cómodas y menos agresivas posibles y que en ningún momento se sienta abandonado. Entre sus objetivos, también se cuenta con la familia, a la que se debe ofrecer apoyo emocional.
Por otra parte, incluye un apartado con los principales cuidados de enfermería a realizar en pacientes terminales, tales como ostomías, cuidados de la piel y úlceras malignas. Para resultar de mayor utilidad al personal sanitario en el tratamiento de este tipo de pacientes, el manual también incluye un vademécum de los principales fármacos de Cuidados Paliativos, la escala de dolor de la OMS y una serie de algoritmos sistematizados entre las diferentes dolencias de cuidados paliativos.
Podeis descargaros el manual aquí

viernes, 16 de diciembre de 2011

XII meses, XII Causas .Diciembre: los invisibles, los olvidados.

-Ya se termina la serie que se ha desarrollado este año , y que apunta diferentes situaciones del día a día de la A. Primaria, tan olvidada de los políticos y tan bién valorada por la población, por quienes en definitiva nos importan.

 Diciembre: los invisibles, los olvidados.


Se cumplen ahora 50 años cuando un importante médico inglés, Julian Tudor Hart, enunció la llamada “ley de los cuidados inversos”: el acceso a atención médica de calidad disminuye en proporción inversa a su necesidad en la población, y ello se cumple más intensamente donde las fuerzas del mercado son más fuertes. Sin embargo, los médicos generales y de familia suelen ignorar la ubicuidad de dicha ley, y hasta su mero enunciado: En teoría, prestamos más servicios a quienes más los necesitan, pero en la práctica las cosas suceden en sentido inverso: los pobres, los marginados, los inmigrantes, los ancianos reciben menos cuidados.
Los médicos de familia tenemos asignado un cupo de pacientes. Es la forma organizativa que, de forma teórica al menos, garantiza que se preste una atención equitativa y de calidad a la población general. Veremos con algunos ejemplos cómo esta atención no es todo lo correcta que debería pudiendo hablar claramente de pacientes olvidados.
- Accesibilidad a las consultas. Están de moda los call center y la posibilidad de acceder a la agenda del médico de familia vía internet. En muchos centros de salud han aumentado las colas en el área administrativa y las dificultades de citación para un segmento amplio de la población, como son los ancianos, los parados, etc. a los que resulta difícil acceder a una línea de internet, tienen dificultades para disponer de un teléfono móvil activo, o directamente se pierden en la maraña de instrucciones que les da una máquina.
- Atención al inmigrante: cuesta ver en consulta al paciente que se expresa mal y no entiende bien, además de que viene muchas veces fuera de hora y sin cita. Son, en el momento actual, uno de los grupos de población con mayor riesgo de marginación y exclusión social, agravado por la crisis económica.
- Las consultas con ancianos: Se hacen farragosas y a veces irritantes, por la lentitud y la cantidad de cosas que hay que hacer y valorar en ellos. En ocasiones, se convierten en dianas de medicalización por su comorbilidad y la consiguiente polifarmacia.
- Pacientes en domicilio: La mayor parte de nosotros vemos las visitas a domicilio como algo anacrónico e incómodo. Normalmente es una decisión que se pospone, justificándose por tener siempre algo más importante que hacer, generalmente la consulta a demanda, que nos impide salir a la calle y visitar al anciano con demencia o insuficiencia cardíaca y a su cuidador/a.
Hay otro grupo de pacientes que podemos encuadrar en una categoría similar, pero no idéntica. Son aquellos que acuden a consulta, con los que tenemos contacto, pero a los que casi nunca acabamos de prestarles la suficiente atención, por unas u otras razones. Son los pacientes invisibles. A saber:
- Los cuidadores: cuando van acompañando al familiar y han pedido cita para los dos. Indefectiblemente el cuidado roba tiempo y atenciones en consulta al cuidador.
En el caso de que el cuidador no sea familiar del cuidado y esté en nuestro cupo, la situación se agrava aún más, pues éste suele presentar la comorbilidad de ser inmigrante. La “interna” es un paciente muy frágil, cuya atención es de todos (de todos los médicos especialistas de su país, del primer médico que la vio en España, del médico del hijo de su última abuela y del médico de la de ahora) y al final no es de nadie.
Aunque el cuidador no sea de nuestro cupo es un imperativo moral hacerle una valoración de su estado emocional o biopsicosocial, porque el estado de nuestro paciente depende del buen estado del cuidador.
- El que va por lo privado: y que viene a consulta porelinteréstequieroAndrés. De todos es sabido que si el médico comete la ilegalidad de hacer recetas de médicos privados (o de asumir el diagnóstico y recetarlas él mismo, que parece distinto pero es lo mismo) a veces acaba transigiendo con cosas que él no habría hecho. Estos pacientes corren el riesgo de quedar a la deriva de la atención especializada sin necesitarla, pero con la peculiaridad de que nosotros somos testigos pasivos. No porque no nos importe su atención, sino porque su insistencia en ser valorado en ese nivel asistencial hace que nos inhibamos. Bastante tenemos ya con lo que tenemos.
Hay otro grupo de éstos pacientes que se quieren atender en especializada de sus médicos privados porque nunca sus médicos de cabecera “les ofrecieron la atención”. Es lo mismo que pasa cuando a un tío feo le gusta una tía guapa en una discoteca. Que nunca se atreve a decirle nada porque piensa que es seguro que le rechazará, pero nunca se sabe.
- Los currelas: pacientes que tienes bien situados, pero que no conoces o que conoces a través de su esposa o hijos. Que consultan en fases manifiestamente sintomáticas de enfermedades agudas o fases avanzadas en enfermedades crónicas. Que siempre tienenqueirseyaqueentranatrabajar. Su atención es deficiente por la rigidez horaria de nuestra consulta. Y porque queremos perseguir los mismos objetivos que con cualquier otro tipo de paciente y al hacerlo, erramos. Por no saber valorarlos en el contexto.
- Los pacientes poco exigentes, de clase social baja, conformistas: esos que nunca dan guerra, vamos. Esos pacientes que de una u otra manera siempre se te escurren por la lista. Ésos que cuando llevas retraso siempre resultan damnificados. Que siempre pagan el pato. Solemos dedicar más tiempo de consulta a atender a la clase alta, culta, exigente, aunque no nos demos cuenta. Éstos últimos son los que te preguntan: tengo una amiga a la que le han hecho una colonoscopia porque su padre tuvo un cáncer de colon. Al mío le han quitado unos pólipos, ¿me la debo hacer yo? Eso nunca te lo pregunta un paciente analfabeto.
- Los ancianos institucionalizados en residencias cuya atención nos corresponde: la inercia terapeútica, el sin sentido diagnóstico dada la edad en la mayor parte de los casos, la tarea compartida con el compañero médico de la residencia y la carga de todo tipo que soportamos, hace que esta labor nos resulte “molesta”.
- Pacientes que viven en exclusión social: éstos rara vez llegan al centro de salud y, cuando lo hacen, es difícil entender todo lo que tienen detrás. Normalmente les cuesta mucho llegar y mucho más con una cita programada cuando se vive en un estado crónico de inmediatez y supervivencia. Por esto también se suele esperar de la visita soluciones rápidas y no medidas a largo plazo ni mucho menos preventivas. También esto influye en los medicamentos que se dispensan y en las posibles derivaciones o visitas de seguimiento.
- Paciente derivado, paciente olvidado: Olvidado significaría en nuestra dialéctica invisible. Un reto de difícil solución se convierte con un parte de interconsulta de por medio en un caso sencillo.
Durante la confección de este trabajo, tuvimos la oportunidad de encontrarnos con Julian Tudor Hart, al que se le interrogó acerca de la ley de cuidados inversos. Nos contó algo. (No son palabras textuales): El otro día fui a la tienda del pueblo a comprar algo, le pregunté al dueño que qué tal el negocio y me dijo que mal, que entraba poca gente. Pensé cómo podía el dueño mejorar sus ventas. Me di cuenta de que a la hora de orientar su negocio, solamente pensaba en los clientes que iban a comprarle, no en los que no iban. Eso mismo le pasa al generalista, que sólo piensa en los pacientes que acuden a su consulta, no en los que no acuden. Y todos son suyos. De ahí la importancia de la Salud Pública. Ahora todo en medicina gira en torno a la Medicina Clínica. Pero al fin y al cabo, la Medicina Clínica no es sino una pequeña parte de la Salud Pública.

AUTORES (P.O. alfabético):
. Beatriz Aragón Martín. Médica de Familia.
. Jesús Redondo Sánchez. Médico de Familia. CS Ramón y Cajal. Alcorcón. Madrid.
. Roberto Sánchez. Médico de Familia. Madrid.
Foto: Bruno Abarca.

jueves, 15 de diciembre de 2011

La inaplazable necesidad de una prescripción cauta. ¿Más necesaria para el SNS o para sus usuarios?

-El consumo de medicamentos ha pasado de ser una de las soluciones para mejorar la salud de los pacientes a ser, también, uno de sus principales problemas de salud. A la vista de las cifras que más adelante se aportan*, la carga de enfermedad asociada al uso y abuso de medicamentos ha adquirido proporciones epidémicas y quedaría tan solo por detrás de las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. Más allá del gasto farmacéutico va siendo tiempo de abordar los problemas esenciales de la prescripción con actuaciones decididas para la promoción de su uso adecuado y la prevención de los efectos adversos de su uso inadecuado. La iniciativa que ahora se propone puede ser una oportunidad para reducir el despilfarro y mejorar la eficiencia del SNS, pero, hoy por hoy, es sobre todo una oportunidad para mejorar la salud y el bienestar de nuestros pacientes.
En un entorno que ha asumido acríticamente la “innovación” como sinónimo de bondad, reivindicar una prescripción cauta —“conservadora”, como prefiere el documento de referencia— supone una toma de partido cuanto menos osada. Aunque muchos preferiríamos algún otro de los términos manejados —cauta, o juiciosa, prudente, razonable, sagaz, cuidadosa— hay motivos para refrenar nuestras ansias de “progreso” en este ámbito. Agregadamente las innovaciones introducidas en los últimos años prometían beneficios marginales o escasos, poco acordes con su exigencia de más recursos, que necesariamente se detraen de otros aspectos de la asistencia. Pero además demasiadas de estas innovaciones han supuesto importantes daños no previstos, o al menos no anunciados.
Paralelamente a este aumento de la intensidad terapéutica hemos asistido a otro similar sobre el margen extensivo, sobre la proporción de usuarios medicados. Según la Encuesta Nacional de Salud (ENS) de 2001 el 48% de los españoles había tomado un medicamento en las dos semanas previas a la entrevista. La ENS de 2006 estima tal consumo en el 62%. Para las personas de 65 a 74 años estas cifras fueron del 81% y 89% respectivamente, mientras para las mayores de 75 años se pasó del 86% al 93%. El incremento conjunto del margen intensivo y el extensivo se traduce en que cada vez se medica más y a más “pacientes”, individuos cuyas características se alejan progresivamente de las de aquellos sobre los que se documentó algún beneficio significativo, por escaso que fuera.
Cada vez más la prescripción parece el lógico resultado final del encuentro clínico y, en demasiadas ocasiones, puede suplantarlo o reducirlo a la mera emisión de unas recetas. Prescribir medicamentos es una actividad extraordinariamente frecuente, tanto que entregamos unas 30 recetas cada segundo, todos los días, sus 24 horas. Este frenesí prescriptor se traduce en que España defiende la medalla de plata —sólo por detrás del oro estadounidense— en el Mundial de consumo de fármacos: El SNS facturó el pasado año 958 millones de recetas. Según estimaciones propias, cerca de 200 millones de recetas adicionales fueron prescritas pero no fueron retiradas por los pacientes. Estas cifras omiten las recetas privadas, las de las mutualidades públicas de funcionarios (MUFACE, et al) y los productos de uso hospitalario no dispensados en oficinas de farmacia.



Aunque la casi totalidad de este millardo de recetas fue formalmente prescrito en Atención Primaria (AP), una parte sustancial respondía a la indicación de médicos hospitalarios y especialistas. La “prescripción inducida” es un rasgo idiosincrásico del SNS español que, salvo en estudios concretos, impide conocer las características específicas de la prescripción en “Atención Primaria”. Aun así, entre los hallazgos de los trabajos del Grupo de Investigación en Utilización de Medicamentos en el SNS cabe reseñar que, en los análisis multinivel, el área de salud a la que pertenece cada centro de salud tiende a influir en la variabilidad en algunos fármacos, aunque no en otros. Esto sugiere que la Atención Especializada común a diferentes centros de salud influye muy notablemente en la prescripción de algunos fármacos (por ejemplo, betabloqueantes), pero no tanto en otros que se prescriben masivamente desde AP (por ejemplo, estatinas).
El gasto asociado a esta entusiasta actividad prescriptora aproximaba, en cifras redondas, los 13.000 millones de euros, unos 300 euros por habitante y año. Pese a su visibilidad, el gasto farmacéutico no es el único —ni posiblemente el principal— problema de la prescripción en el SNS. A veces, los medicamentos, incluso en su uso adecuado, producen efectos adversos. Aunque estos efectos son usualmente menores, ocasionalmente pueden llegar a ser graves. También hay medicamentos poco o nada eficaces. Y, otras veces, medicamentos eficaces se emplean inadecuadamente en situaciones en las que no aportan valor, incrementando el riesgo poblacional de efectos adversos sin la contrapartida de aumentar la probabilidad de beneficios clínicos. Dada la masiva exposición de la población a los medicamentos (recordemos: casi 1.000 millones de recetas/año) los riesgos asociados a su consumo adquieren una enorme relevancia desde la perspectiva de la salud pública. Probablemente, superior a la de muchas patologías de alta prevalencia.
El estudio más extenso de cuantos han tratado los problemas relacionados con los medicamentos (PRM) en nuestra Atención Primaria es, sin duda, el APEAS que en 2006 revisó más de 96.000 consultas de diversos centros de salud repartidos por toda España, identificando efectos adversos en una de cada 100 visitas, de los que casi la mitad (el 48,2%) estuvieron relacionados con medicamentos. Respecto a su gravedad, el APEAS clasificó el 64,3% como leves, el 30% como moderados y el 5,7% como graves, estableciendo que un 46% de los efectos adversos eran evitables.
Aunque el porcentaje de efectos adversos pueda parecer reducido, su multiplicación por la actividad del SNS (393 millones de consultas de AP en 2009: Medicina general 225 millones; Enfermería 133 millones; Pediatría 35 millones) revela un panorama muy preocupante. En cifras redondas estaríamos hablando, anualmente, de casi 19 millones de efectos adversos atribuidos a medicamentos, de los que algo más de un millón serían graves y casi la mitad (8,8 millones) potencialmente evitables.
Pacientes sobremedicados (en situaciones de bajo riesgo) pero también inframedicados (en tratamientos de efectividad demostrada), deficientemente informados, seguidos y revisados, ampliamente polimedicados, automedicados y, en un porcentaje no despreciable, sufriendo efectos adversos por los medicamentos que tomaron o por los que dejaron de tomar. No es la fotografía completa de nuestra prescripción que, principalmente, refleja los porcentajes complementarios, los correspondientes a los pacientes correctamente tratados. Pero se trata de problemas que también forman parte de la realidad de la prescripción y del consumo de medicamentos en nuestro país. Y, además, de una realidad en buena parte innecesaria y evitable.
En esta situación parece razonable reclamar, como ahora se hace, una prescripción conservadora, que suponga dar algunos pasos hacia atrás en una senda que no debimos recorrer. Ojalá todas las políticas etiquetables como conservadoras estuvieran tan fundamentadas. Mientras, esperemos que en una sociedad que apoya mayoritariamente la supuesta aplicación del “sentido común” y “lo que dios manda” a asuntos que sí exigen respuestas innovadoras, además de sensatas, ponderadas y justas, el llamamiento a una prescripción de estas características concite tantos o más adeptos.
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(*) Este texto se nutre de dos publicaciones recientes realizadas en colaboración con otros autores:
- Sanfélix-Gimeno G, Peiró S, Meneu R. La prescripción farmacéutica en Atención Primaria. Mucho más que un problema de gasto. En: Ortún V, Dir. La refundación de la Atención Primaria. Madrid: Springer Healthcare; 2011. pp 53-70
- Sanfélix-Gimeno G, Peiró S, Meneu R. La prescripción farmacéutica en atención primaria. Informe SESPAS 2012. Gac Sanit. 2011; doi:10.1016/j.gaceta.2011.09.015
Ricard Meneu para Iniciativa por una Prescripción Prudente