La Utopía

Ella está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos.
Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré.

¿Para qué sirve la utopía?
Para eso sirve: para caminar
.
(Ventana sobre la Utopia. Eduardo Galeano.

CREO EN LA UTOPIA PORQUE LA REALIDAD ME PARECE IMPOSIBLE

sábado, 23 de febrero de 2008

Reflexiones al fin de una guardia.

En la noche, con el cansancio y la penumbra, aparecen las dudas y las inquietudes más desesperanzadoras, incluso con los enfermos: una chica que consulta por disestesias extrañas en el trayecto del nervio crural y por la aparición de dos “pupas”, será un Zóster o una chorrada enmascarada, en fin lo de siempre; un aviso a domicilio de una vieja de 82 años que aparentaba 60 y de la que no fui capaz, por lo sintomática que estaba, de discernir si tenía un vértigo central o periférico ( sinceramente creo que era central pero por tener muchas dudas sobre lo que harían con ella en el hospital, no la envié, dejando al destino y a la suerte el pronóstico de su evento; al fin y al cabo, la mujer había tenido una gran suerte,hasta el momento, disfrutando de una gran calidad de vida sin que la medicina hubiera intervenido; podría ocurrir que, si ahora la medicina metiera su zarpa, se le acortara la vida, se le arrugara la piel, perdiera su suerte definitivamente). Dudas, más dudas y nada más que dudas. Son las guardias, las malditas guardias que nos ponen en trance de dudar hasta de nuestra propia existencia. Es dónde repudias los miedos de los hombres, la debilidad de la fe de los católicos ante el miedo a la muerte, la desesperanza del dolor, la miserabilidad ( no sé si existe esta palabra, pero hasta en esto las guardias tienen su punto, crear e inventar ) de la vida rutinaria. Vista y mirada con lupa en toda su crudeza y rabia, dónde se desatan las pasiones y emociones, las falsedades y la maldad. Un drogadicto colgadísimo al que engañé con un valium 10 en la esperanza de que no me volviera a molestar en toda la guardia. Al hospital sólo envié 2 enfermos: un deficiente mental de 34 años con insuficiencia respiratoria y un neurótico con dolor torácico de perfil isquémico ( posiblemente conocido e introyectado) para radiografía y enzimas cardíacas. Me hago viejo, pienso. Hasta ahora gustaba y disfrutaba de las guardias y de sus sorpresas de todo tipo, pero empiezo a estar harto, cansado de maldormir, de malcomer, de malfumar, a las carreras, a escondidas como un delincuente. Me quedan 5 años para poder eximirme de guardias. Espero que esto no sea el preludio de cinco años tormentosos e insufribles, que sólo sea un malsueño de una mala guardia, tal vez la frustración de no haberme podido llevar a la boca ningún enfermo de case-report. Sólo ha sido por ser viernes, me digo, el día de la semana que salva por la campana a los médicos en burnout. El sentir un fin de semana a medias perdido. Llegaré a casa, un café, una ducha, unas caricias a mi mujer ( tal vez haya suerte ). Mañana será otro día, menos mal, 24-F.

1 comentario:

Antonio R. dijo...

Venga chaval , que tú eres un incombustible , aunque tengas , como todos, altos y bajos. Después de una guardia nuestra visión tiende a ser un tanto gris, de ahí la importancia de que nos cuidemos física y emocionalmente. Espero que hayas tenido suerte en lo de las caricias....Yo por mi parte te envío mi apoyo y mi amistad ,como siempre. Un abrazo