Frustrado por no conseguir los cambios que deseaba, al llegar a la edad adulta centró sus críticas y juicios en su mujer y sus hijos. Fue sin duda una vida marcada por la lucha, el conflicto y el sufrimiento. Sin embargo, al cumplir 80 años y aquejado de una enfermedad terminal, experimentó una revelación que transformó su manera de ver la vida.
Tanto es así, que horas antes de fallecer dejó por escrito el epitafio que más tarde se escribiría sobre su tumba: “Cuando era niño quería cambiar el mundo. Cuando era joven quería cambiar a mi país. Cuado era adulto quería cambiar a mi familia. Y ahora que soy un anciano y que estoy a punto de morir, he comprendido que si hubiera cambiado yo, habría cambiado todo lo demás”
2 comentarios:
Hace días que te quería decir algo. Empecé con el árbol de los problemas, que no son tales, según como se miren, continué con el respeto, palabra llena de significados y terminé queriendo cambiar el mundo, cuando en realidad sólo debería haberme quitado la venda.
La ciencia y las sonrisas también me gustan, eh!
Besotes.
Eres un verdadero encanto.Todos vamos cambiando con el tiempo, y lo importante es que tengamos un buén arbol-percha donde dejar los problemas, cuando estamos con amigos como tú, que nos merecen todo el respeto y sabiendo que el cambio del mundo commienza por nosotros mismos, Eso sí, sonriendo a ser posible. Besos múltiples, solete.
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