Ecografía
Desde la edición anterior de las presentes directrices, están llegando a los servicios de radiología clínica de todo el país muchas más solicitudes de ecografías. En este lapso, tanto los equipos como la experiencia en ecografía han avanzado, como también se ha
ampliado el abanico de las solicitudes (Doppler codificado en color, Doppler de alta resolución, intervenciones ginecológicas transvaginales, etc.).
Hay que fomentar todos estos avances, pues la ecografía no recurre a la radiación ionizante. No obstante, no parece que el aumento de las solicitudes de ecografía haya ido acompañado por una considerable reducción de las peticiones de otras pruebas radiológicas complementarias, con la consiguiente reducción de la dosis total de radiación a la población.
En realidad, la demanda de ecografías ha ido aumentando a la vez que la de otras pruebas radiológicas. Una excepción que cabe resaltar es la UIV, mucho menos pedida desde la llegada de la ecografía. Pero como la ecografía no es cruenta, también ha aumentado el número de pacientes que acuden a ella con problemas urorradiológicos. Cada servicio de radiología clínica ha establecido sus propias pautas para hacer frente al aumento de trabajo en ecografía.
Debe realizar la ecografía un técnico experimentado, que, pese a su experiencia, quizá no obtenga imágenes perfectas en cada paciente. Por ejemplo, la ecografía puede ser difícil e insatisfactoria con pacientes obesos. La distribución de los gases intestinales puede también enmascarar algunos detalles. Pese a todo, la ecografía es barata, rápida,
fiable e incruenta, por lo que constituye una exploración inicial excelente en muchos casos. Porello, siempre que es posible la hemos recomendado como prueba apropiada.
Como la ecografía no se sirve de la radiación ionizante y es relativamente barata, suele recomendarse en casos en los que exploraciones más caras (por ejemplo, TC) no están justificadas, o cuando los recursos son limitados. A la inversa, es difícil no acceder a una petición de ecografía so pretexto de su carácter invasivo o del gasto, con lo que se corre el riesgo de sobrecargar los servicios de ecografía con peticiones que se encuentran en el límite de lo que es apropiado. Todo ello quiere decir que los médicos siguen teniendo la obligación de sopesar cuidadosamente si todas sus solicitudes de
ecografía están justificadas, y si el resultado (por ejemplo, la confirmación de colelitiasis) tendrá repercusiones en la actitud terapéutica.
Pues bién , esto puede suponer el espaldarazo definitivo a la introducción generalizada de la ecografía en todas las consultas de los médicos de familia , que podrán mejorar así su calidad asistencial y la calidad de sus derivaciones y solicitudes de otras pruebas diagnósticas ó terapéuticas.
Desde este blog siempre hemos abogado y lo seguiremos haciendo porque la ecografía sea utilizada al servicio de la clínica por todas las especialidades en general y la Medicina de Familia (eminentemente clínica) en particular.
Esto , acompañado de una buena formación y criterio clínico para poder solicitar sin restricciones , otras pruebas como la RMN ó el TAC deberían ser el trampolín que la Atención Primaria necesita, entre otras cosas, para MEJORAR SU CAPACIDAD RESOLUTIVA y contribuir así a reducir listas de espera vergonzosas , motivadas en parte por la NO ACCESIBILIDAD de la A. Primaria a dichas Pruebas Complementarias.
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