La Utopía

Ella está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos.
Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré.

¿Para qué sirve la utopía?
Para eso sirve: para caminar
.
(Ventana sobre la Utopia. Eduardo Galeano.

CREO EN LA UTOPIA PORQUE LA REALIDAD ME PARECE IMPOSIBLE

lunes, 2 de junio de 2008

Niños


Me cuentan que esta tarde en un pueblo cercano a C.Real hay una manifestación de madres para exigir que los niños sean vistos exclusivamente por pediatras (http://www.eldiadeciudadreal.com/noticia.php/8310). Esas madres al parecer piensan que si sus hijos son vistos por médicos de familia en la guardia o en una consulta, cuando sustituyen a un pediatra, reciben una asistencia devaluada, de peor calidad. Me temo que esto lleva muchos años alentándose desde los medios de comunicación de forma explícita o implícita muchas veces como consecuencia de campañas que parten de ámbitos profesionales.


Creo que esta situación tiene consecuencias gravísimas e inmediatas en el plano personal para los médicos de familia que atendemos niños. La expectativa de los padres es primordial para establecer una relación asistencial adecuada y para no sufrir de forma sistemática asignaciones de culpa infundadas cuando se complican las cosas. Todos sabemos que algo tan frecuente como un síndrome viral puede complicarse sin que nadie haya cometido ningún error, pero la familia puede achacarlo a falta de formación si viene predispuesta. Y eso en el mejor de los casos crea situaciones sumamente desagradables que afectan mucho emocionalmente. En el peor puede generar demandas o agresiones.

Ante esto planteo las siguientes cuestiones:

1. Los médicos de familia deberíamos tener claro que ver niños es una competencia de nuestra especialidad que como sabemos, y debería saber todo el mundo, es una especialidad transversal que incluye diversas parcelas que interseccionan con las de las otras especialidades. En esa zona de intersección la competencia debería ser la misma. Así en principio, con una formación supuestamente adecuada en ambos casos, un médico de familia y un pediatra pueden atender, por ejemplo, una crisis asmática leve o moderada con el mismo nivel de competencia. Igual ocurre con una otitis o una amigdalitis. Que igualmente podría tratar con el mismo nivel de competencia un otorrino. Y así podríamos seguir hasta completar todo el programa de la especialidad. Por tanto tenemos que internalizar que somos no solo legalmente competentes, que lo somos, sino profesionalmente competentes. Esto tendríamos que ser capaces de proyectarlo a la sociedad a través de nuestras sociedades científicas utilizando de forma adecuada los medios de comunicación. Pero también nuestra empresa debería expresarlo de forma clara a la población recalcando que la asistencia que podemos prestar no es de inferior calidad si se nos dan los recursos de tiempo adecuados, lo que en muchas ocasiones no ha ocurrido y ha propiciado que se devalúe nuestra práctica y nuestro prestigio.

2. La organización del SNS se ha inclinado porque los niños por debajo de 14 niños sean vistos por pediatras. Nada que objetar. El problema es que no hay pediatras suficientes y además los pediatras no quieren hacer guardias en atención primaria y además quieren irse de vacaciones. Entonces el hecho es que muchas plazas de pediatría y todas las guardias están cubiertas por médicos de familia. Incluso en la puerta del hospital también ven niños médicos de familia que también están bajo sospecha. Todo esto debería ser visto como una gran contribución que hacemos al sistema, que ya hicimos en el pasado (los médicos titulares atendimos niños durante décadas en el último pueblo de este país) pero el hecho es que nadie nos lo ha agradecido. Al contrario se nos ha tratado y se nos trata como impostores por todos los estamentos. Sin embargo nosotros no tenemos la culpa de la organización del sistema, ni de la falta de planificación en la formación de especialistas. Nos obligan de hecho a cubrir esas plazas, a ver a esos niños, a hacer esas guardias. Curiosamente no se obliga a los pediatras a hacer guardias cuando, por ejemplo, en el PAC de C.Real el 27% de la demanda que atendemos son niños.

3. Considero que alguna vez tendríamos que plantarnos y plantear una lucha de poder en serio.

3.1. Deberíamos exigir que nuestros compañeros pediatras dijeran claramente a la población lo que he expresado anteriormente: que somos competentes para ver niños en el escenario ambulatorio. Y que confíen en nosotros porque ELLOS NOS HAN FORMADO (en el hospital, en el centro de salud) y se hacen responsables de nuestra formación.

3.2. Deberíamos exigir que la administración clarificara la misma cosa con campañas públicas de impacto (no con la boca pequeña) y que propiciara los medios para ver a los niños adecuadamente, es decir con tiempo. Eso puede no ocurrir en muchas ocasiones cuando se acumulan consultas o en otras circunstancias. Igualmente debería obligar a los pediatras a hacer guardias, más cuando faltan médicos, igual que nos obliga a nosotros: por necesidades del servicio.

3.3. Si esto no ocurre así y se perpetua esta situación creo que deberíamos plantearnos en serio medidas de presión. Si todos los niños tienen que ser visto por pediatras las 24 horas del día que lo sean. Nosotros lo podríamos propiciar. Ya veríamos cuanto aguantaba el sistema.


Mi solidaridad con los compañeros médicos de familia de ese pueblo de C.Real.

Y que no se enfaden conmigo mis amigos pediatras. Deberían comprender que estamos en el mismo barco. Y la atención primaria no es el mejor barco, mas bien una zodiac amenazada por muchos tiburones.











1 comentario:

Anónimo dijo...

En todas las guardias aparecen gilipollas que ante un dolor torácico piden que les vea el cardiólogo de entrada; por un esguince leve el traumatólogo; un niño con una faringitis el pediatra; etcétera.

Han llegado a solicitar óptico de guardia para unas gafas rotas.

Imbéciles los hay. Ahora bien, organizados (como se dice en la noticia) es la primera vez que los veo.